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En la gran final del Mundial Sub 20, disputada en el Estadio Nacional Julio Martínez Prádanos de Santiago de Chile, el elenco de Diego Placente cayó 2-0 contra Marruecos.

La Final: Goles y Esfuerzo sin Recompensa

El sueño se terminó para la Albiceleste al caer en la final ante el par africano. Marruecos alzó el título por primera vez en su historia, tras imponerse con un doblete de Yassir Zabiri, quien marcó ambos goles en la primera media hora de juego. Esta etapa fue referida en los análisis como una "media hora para el olvido" de la Selección Argentina.

Pese al resultado, el equipo argentino demostró su espíritu, generando oportunidades como el tiro libre de Maher Carrizo que pasó cerca del palo, la jugada colectiva de Gianluca Prestiani que casi termina en gol, y el mano a mano de Mateo Silvetti que se fue desviado. Además, Juan Villalba salvó a Argentina en la línea durante el primer tiempo ante una definición de Othmane Maamma.

En el segundo tiempo, Argentina buscó el descuento, pidiendo incluso una revisión de VAR por una posible falta sobre Alejo Sarco en el área, aunque el juez determinó que fue un "contacto normal de juego". Ian Subiabre, quien ingresó desde el banco, también tuvo una oportunidad de gol que se fue por encima del travesaño.

La Lección Más Grande: El Valor del Trabajo

Más allá del resultado final de 0-2, estos pibes nos recordaron que el fútbol no es solo talento, sino que es fundamentalmente esfuerzo, compromiso y equipo. Demostraron que se puede perder un partido, pero jamás se pierde cuando se deja el corazón en la camiseta.

Cada paso que dieron en este Mundial fue una lección: de humildad, de compañerismo, de amor por lo que se hace. Los triunfos más grandes se escriben en silencio, en cada entrenamiento, en cada abrazo después de un gol, e incluso en cada lágrima contenida tras una final. Detrás de cada jugada hubo incontables horas de práctica, y detrás de cada festejo hubo un grupo que creyó en el otro. Y eso, en tiempos donde todo se mide por el resultado, vale mucho más que una copa.

Porque este subcampeonato no es un final, es un punto de partida. Es la confirmación de que el camino importa más que la meta, y que el verdadero triunfo está en el trabajo silencioso, en la constancia y en la fe compartida.

Felicitaciones a la Selección Argentina Sub 20. No trajeron el trofeo, pero trajeron algo mucho más valioso: la esperanza de que el futuro está en buenas manos.

 

 

 

 


 

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